Hay días en los que las cosas no salen como a uno le gustaría. El cielo está nublado, el cansancio y el sueño pueden con las propias fuerzas, y surgen contratiempos con los que no contamos que nos impiden disfrutar de lo que nos rodea. Si bien, es cierto que si uno de esos días grises te pilla en Riga estás de suerte, porque lo que tienes alrededor es capaz de eclipsar todo lo malo que haya podido pasar.
Pasear por las calles de la capital letona, a pesar de la lluvia y el manto gris que cubre el cielo, es pasear por un collage de diferentes ciudades europeas que, al mismo tiempo, la hacen única. Un casco antiguo sacado de cuento, edificios con fachadas elegantes y coloridas de diferentes estilos arquitectónicos, y una catedral ortodoxa espectacular, tanto por el dorado que caracteriza el exterior como por el azul celeste que domina en sus paredes internas. Incluso si nos alejamos un poco de la parte turística de la ciudad, se puede seguir disfrutando de un paseo a orillas del río Daugava o de una cerveza junto a un gran león de colores.
No obstante, hay otros días en los que las cosas salen un poco mejor. Entre la masa de nubes grises se escapan algunos rayos de sol que invitan a perderse por el Parque Nacional de Gauja, el más grande todo Letonia. Una inmensa zona verde, atravesada por el río que le da nombre, llena de castillos y escondites secretos como la cueva de Gutmanis. Una visita imprescindible, a menos de una hora en tren de la capital.
Es verdad que dos días no son suficientes para disfrutar plenamente de una ciudad como Riga, pero sí bastan para enamorarse de ella y compartir bonitos momentos con personas a las que ya se les echa de menos. Nos vemos muy pronto, ¡hasta la próxima!

















Un comentario en “Erasmus en Tallinn (VIII): Riga y Parque Nacional de Gauja (Letonia)”